“ EL PORTAL ” ( Rudy Wiedmaier )
Hace años perdí lo más preciado:
el gesto de lo amado, las
noches familiares,
el rito del hogar y el fuego
del amor
con su crepitar inolvidable
éstos se esfumaron en mitad de
la ciudad
como si no hubieran existido
nunca
como si fueran espigas
de estaciones ajenas
arrebatadas por un mago de lo
maligno,
por el olvido y sus secuaces:
la soledad, el miedo y el
desamparo
No dejaron vestigio alguno
de esa época preciada para mi
ni el calor de las horas
fraternas
ni el olor de cocinas amables
ni el encuentro de las almas
gemelas
Desde entonces, vago solo
por la misma ciudad
pero ésta me parece otra
como un doble de mi mismo
parecido pero insuficiente
de pedestal y de honra,
camino perdido entre ruinas
de almacenes y callejones
los que, nebulosamente, percibo
aún
como cercanos a mi
debajo de condominios
y oficinas electrónicas
que sólo simulan la apariencia
de lo real
pero que no pueden suplantar
la aurora de un tiempo
irremplazable
Sé que ese lugar debe estar en
alguna parte
lo he soñado y buscado
incansablemente
durante treinta años los que,
sin embargo,
para otros sólo son días
mas y menos
Debe estar la entrada allí
en algún lugar de la city
desconocida
sólo necesito una señal que
me acerque
al portal de las épocas
si fuera así, podría
atravesarlo lentamente
confiado en que los sueños que
tuve,
no eran un engaño de mis
demonios
ni un consuelo de los ángeles
absurdos
que dicen protegerme
pero que sólo parecen
querer confundirme
aún mas
Si encontrara la entrada
Podría recuperar los dones
Que, alguna vez, me fueron
otorgados
y que no supe ver a tiempo:
las carcajadas de primavera
las noches buenas de mi madre
el oficio de mi padre ausente
y la luz de mis amigos
muertos
en veranos atroces
Sólo necesito una pista
leve
pero de incandescencia absoluta
para hallar el portal
que se encuentra en alguna
parte
no muy lejos de mi
y tan distante a la vez
como un personal Aleph
Si lo hallara,
me refiero al portal,
podría volver a ser
el que hubiera sido
si no me hubiera alejado tanto
de mis ventanas primeras
y de mi puerta,
entreabierta,
pero aún cerrada