Ciertamente, el flaco Spinetta consolida su imágen de leyenda del rock latinoamericano con este concierto en el que reunió a las grandes bandas de su carrera, durante cinco horas de show en el Estadio de Vélez.
“ Las bandas eternas ”, desde Almendra hasta su reciente formación en cuarteto, pasando por “ Pescado Rabioso ”, el poderoso trío jazz-rock “Invisible ”,
“ Spinetta Jade ” y “ Los Socios del desierto ”. El desfile de músicos es impresionante; en un mismo escenario se reunió lo más lúcido e histórico del rock argentino: David Lebón ( bajista de “Pescado” ) quien ésta vez se destacó en los inspirados riff de guitarra eléctrica, Emilio del Guercio, Rodolfo García y Edelmiro Molinari ( los originales Almendra ) haciendo una versión acústica de
“ Muchacha, ojos de papel ” de emoción al límite. Bocón Frascino en un solo de guitarra estremecedor durante el set de
“ Pescado ”, los tecladistas “ Mono ” Fontana-colaborador habitual del flaco-
Leo Sujatovich y Juán del Barrio ( “ Spinetta Jade ”) en un set marcado por las armonías jazzeras y los teclados monumentales de tecnología japonesa,Cerati haciendo un par de versiones junto a Luis de “ Té para tres ” y “ Bajan ”, Charly reloaded con “ Rezo ”, Fito con un tema de su autoría, “ Las cosas tienen movimiento ” que recuerdo haberle escuchado al flaco en el Café del Cerro el 89,
Lito Epumer en Stratocaster con el tema “ Amor de Primavera ” de Tanguito.
Y no puedo dejar de mencionar a los nuevos: Baltasar Comotto en eléctrica, Dante y Valentino Spinetta en inspiradas intervenciones.Y por supuesto la banda estable del flaco: la bella Nerina Nicotra en bajo, Sergio Verdinelli en batera, Claudio Cardone en teclados y el sólido y preciso Guillermo Vadalá en guitarras rítmicas. Se me quedan varios en el tintero, entre ellos Javier Malosseti que se luce como batero en el set de “ Los Socios del desierto ”reemplazando al desaparecido tempranamente Daniel Wirtz, a quien se le rinde un emocionante homenaje.También es parte de las huestes sónicas el gran bajista Beto Satragni, uruguayo, y que falleciera poco tiempo después de este concierto haciendo una versión de “ El rey lloró ” de Lito Nebbia. La participación de Juanse de “ Ratones Paranoicos ” en el bloque más rockero destaca por su energía.
Es impresionante constatar lo que Spinetta logró construir en torno a su canción y poesía: un lienzo de la cultura argentina de los últimos cuarenta años. Desde los tempranos días del rock a mediados de los sesenta hasta esta antología actual que reúne canciones, músicos, sucesos poéticos y a varias generaciones que se sienten retratadas en la obra de uno de los músicos mas inspirados y respetados de Latinoamérica y cuya influencia y prestigio se ha ido construyendo a fuego lento, sobre las bases de la consecuencia, la tenacidad y el amor a la música.
No quiero dejar de mencionar temas legendarios que sonaron esa noche, para aquellos que conocemos y amamos la canción rock de este lado del planeta:
“ Post-crucifixión ” y “ Cementerio Club ” de Pescado Rabioso,
“ Durazno sangrando” de Invisible,“ Bosnia ” de Los Socios , “ Alma de diamante ” de Spinetta Jade, “ Credulidad ”, “ Era de Uranio ”,
“ Poseido del alba ”,” La bengala perdida ”, “ Jugo de lúcuma ”, “ Ella también ”… en fin, son tantos temas y tantas emociones y recuerdos asociados a cada canción. Por mi parte, siento el eco de aquellas primeras audiciones de la música del flaco en los lejanos setentas. Cuando la vida mostraba su perfil más luminoso, con trece años escuché un tema de Almendra, “ Fermín ”, la historia de un flaco que enloquecía y terminaba en el hospicio-pienso en amigos que corrieron la misma suerte –muchas veces fueron los más geniales, parece ser que lo que te ilumina te quema también. Pienso en Rodrigo Marquet, en Nino García, en Genaro Sandoval, en Tanguito… difuminados por su propio fuego y poder creativo. A Charly casi le ocurre también, suerte de gato con siete vidas que lo proteje. Luis, en cambio, supo neutralizar los demonios del exceso y la vanidad, logró desarticular las trampas de los medios, consiguió construir y mantener una obra que estéticamente está a la altura de una ética personal: la de un tipo que ilumina a los demás con su arte, que entrega belleza y provoca inspiración y genera creatividad con su música y poesía en los otros, a quienes considera como sus semejantes. Siempre he sentido que en la obra y en la actitud del flaco hay algo de Cristo presente (“ Mis manos quieren curar, pero sólo tocan ” ha dicho ), un ser que aspira a un estado de elevación personal, enfrentado a las contradicciones y males del mundo- y a las propias también, sin duda- que cultiva la compasión hacia los demás y que busca, incesantemente, un anhelo comunitario de vida en paz con los otros basado, esencialmente, en el amor, quizá el viejo sueño hippie. De ahí proviene su poderío y el enorme respeto que se ha ganado de parte de la comunidad musical, que muchas veces, prefiere criticar y competir o descalificar. El flaco parece sacar lo mejor de cada uno y hacer que brille al sol. Las veces que he compartido con él siempre ha tenido gestos y palabras amables para mi.
Me quedo con los últimos sonidos de esta noche mágica. Algunos aseguran que en el momento cúlmine del concierto, poco ántes del final cruzó una estrella fugaz en el cielo justo sobre la cabeza de Luis.
Si asi ocurrió o nó, eso ya es anécdota. Lo que si sabemos, los que hemos seguido la obra del flaco, es que no alcanzan las palabras para agradecerle todos éstos años de arte irradiando luz y vida. Que una canción de Luis no te cambiará la vida pero si te puede cambiar-parafraseando a Los Beatles-“ un dia en la vida ”.Y eso, en éstos tiempos es un regalo del cielo. Como la estrella aquella, fugaz pero eterna.
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